Cuando estoy fuera de mi ciudad de viaje y alguien me ofrece su casa para descansar, dormir o comer me siento muy afortunada. He aprendido de otras costumbres, de la hospitalidad de muchos y en este momento que estoy en Veracruz y que tres personas en un fin de semana me han invitado a sus hogares a compartirme un pedazo de su espacio, doy gracias por estos encuentros que me llenan de atenciones, cariño, amabilidad y un ambiente familiar estando lejos de mi hogar.
Me siento torpe, incapaz, impotente, nostálgica, extraño a la pareja que me daba un beso todos los días, extraño mis sueños, mis planes, extraño sentirme segura y me pregunto si algún día los recuperaré.
Conocí o más bien, reconocí a alguien que nunca había visto en mi vida y a ella le pasó lo mismo. Nos saludamos con tal familiaridad que cualquiera que nos haya visto, juraría que ya nos conocíamos. Fué impactante para mí. ¿Ustedes creen en vidas pasadas?
¡Ah! Que suerte poder llorar en los brazos amorosos de alguien...
Quisiera que los seres que amo no sufrieran, que las cosas fueran diferentes, que cada quien encuentre su paz, que yo encuentre la mía...
He aprendido que no tengo el control sobre nada, viví una ilusión.
Siempre me han gustado las fotos de Toscani que hace la publicidad de Bennetton. Me parece arriesgado y muy humano, aunque son impactantes algunas, encuentro que nada me es ajeno. Soy tan humana como cualquier otra, me siento tranquila de decir que cometo muchos errores y que estoy aprendiendo de cada uno, sé de tristeza, de injusticia, de enojo, de rabia; pero también de confianza, amor, amistad, belleza, diferencias y similitudes. Quiero seguir aprendiendo a ser...humana.
¡Mil gracias por lo que hiciste hoy por Max y por mí! Te quiero mucho.
